CONVIVENCIA: UNA POSTAL LLAMATIVA
El sábado 12 de octubre, Pilar celebró sus Fiestas
Patronales , como todos los años.
Viernes, sábado y domingo fueron los espacios de tiempo
de esta convocatoria.
Stands en la plaza principal, armados por alumnos de
escuelas secundarias ; artesanos , artistas y músicos locales , puestos de
gastronomía y talleres , fueron los distintos anfitriones de los visitantes y
vecinos.
Durante el sábado, el desfile cívico , con entidades y
agrupaciones tradicionalistas en su mayoría y la procesión de la Virgen por las
calles de la ciudad y posterior misa central, dieron el marco típico y
multitudinario en estas celebraciones.
Si bien a grandes rasgos esto puede caberle a otras
localidades, lo cierto es que el paisaje tuvo una curiosa particularidad: lo
urbano y lo rural en un determinado equilibrio. Tradición y modernidad ( no
importa el orden ) , el hombre de campo y el hombre de ciudad, futuro con
arraigo y futuro con adelantada visión.
No es cuestión de hacer separaciones o tendencias, la
mirada está enfocada en la puesta en
común. El niño de no más de 10 años,
cabalgando orgulloso en su tobiano y con
su elegante traje de campo, en lo que podría ser su primer desfile por las
calles del pueblo, pero dando muestras que esa postura lo acompaña desde hace
mucho tiempo. Habrá sido para él un día inolvidable acaso ?
A pocos metros, dentro de un vehículo , otro niño espera
impaciente el cruce del desfile de equinos por las calles , para poder
continuar su marcha. Ajeno al acontecimiento y al momento histórico de su par,
le faltaba poquito para llegar a casa.
En una esquina de la plaza, una familia, como tantas
otras, aplaudiendo el paso de la caballada. Y arriba, en el tercer piso de un
edificio, se bajan las persianas tratando de bloquear el ingreso del ruido.
En el frente de la iglesia principal, falta ayuda para
subir a la virgen y sus decorados al vehículo de traslado. También falta
tiempo, ya que es casi la hora de inicio de la procesión y hay que llevar
urgente a la Virgen al punto de partida. De repente, aparecen sin ser llamados
los hombres del pueblo y logran el
objetivo. Son los mismos que ,con
intención voluntaria, ayudan a trasladar y colocar en el altar-escenario las banderas y sedes (
sillas para las representaciones eclesiásticas ). La misma sede donde en un par
de horas se sentará el Obispo de Zárate-Campana.
Pilar es una ciudad ubicada a 52 km de CABA. Con cientos
de hectáreas verdes y miles de metros cuadrados construídos, muchos de ellos en
altura. Casas y casonas antiguas, departamentos, hoteles pequeños y de3 a 5
estrellas, countris, casas de campo, quintas, barrios y casas aisladas en amplias cuadras ,moradores incluídos,
conviven y comparten el territorio. Donde la tecnología ha llegado en gran
escala. Donde el hombre que busca refugiarse del ruido de la gran ciudad (
aunque no colabore a tal propósito ), se encuentra con aquel que, con poco
interés de aumentar la velocidad del progreso, aún mantiene las costumbres de
sus antecesores rurales.
A veces comparten cosas, en algunos casos son amigos y en
otras instancias no se entera uno de la existencia del otro.
Lo cierto es que voluntaria o involuntariamente, están
muy cerca entre ellos. Muchas veces sin darse cuenta. Como el hombre de oficina
, de abundantes camisas al tono y sólido manejo de las tecnologías y
comunicaciones, proclive a escuchar música en otro idioma, y con una
incomensurable pasión a tomar mate. Ese
mismo sentimiento y compañía, el mate a toda hora, para el hombre de amaneceres
con escarcha y pastos en el horizonte, el del trabajo rural, el de camisas
rústicas ( tres o cuatro ).
Cuantos ejemplos más se podrían describir ? No es la intención.
La misma Fiesta Patronal de Pilar expide algunos más
sobre su escenario principal. Desde la actuación de grupos de rock , la participación
del coro Kennedy o el cierre final con Los Nocheros. Y solamente hablando de lo
musical.
Sea en Pilar o en la gran ciudad o en nuestros pagos, el
hombre , en mayor o menor medida, guarda o exterioriza, esta tan frecuente concordia.